Demasiado por un día

Así que el domingo fue un día muy emotivo.

Después de la pedida de mano de mi prima la noche anterior, tenía que terminar la semana con un llantito. Almorzamos y esta vez para el postre apuntamos por la nostalgia: MANICHO! Y nos fuimos para el malecón de Guayaquil, a encontrarnos con las miles de personas que esperábamos que estuvieran ahí. A la falta de información, demoramos un poco en encontrarnos con el kiosco correcto.

Por un momento me sentí como si estuviera en una película. Estaba ahí, codos arriba, tratando de avanzar entre la multitud, sin desistir en la lucha de llegar hasta la persona que me entregaría mi chocolate. Y no esperaba encontrar un boleto dorado*. Lo que de verdad esperaba era encontrarme con un sabor de la infancia. Y ASI FUE!

Agradecimiento eterno a Doña Isabel Noboa. Ha devuelto la alegría a nuestro hogares. Sin exagerar.

La nostalgia la completó el segundo postre: SUPERMAN. Debo decir que todo el mundo, de mi generación a las anteriores, tienen que ver ésta película! Emito mis opiniones sin querer entrar en disputa con ningún fan declarado del superhéroe...todos hemos admirado siempre al hombre de acero, incluso hubimos muchas niñas que definimos nuestro tipo de hombre a partir de la saga anterior. Brandon Routh es casi igual de bueno (o más) que Christopher Reeve. El chico se merece un aplauso, así que a todos aquellos que pensaron en algún momento que mancillarían la memoria de Chris al ir al cine, olvídenlo! Vayan porque vale mucho la pena!

Agradecimiento eterno a Bryan Singer, el director, por tan maravillosa obra. Y a todos los que pusieron la plata.

ESE FUE UN DOMINGO DE LOS BUENOS!! porque encima Barcelona goleó...dale campeón!!!

*Obvia alusión a Charlie y la fábrica de chocolate, exhibiéndose en el IMAX. A verla, que vale la pena...y lleven MANICHO.

El dato triste es que los niños de hoy no entienden nuestra emoción ni por el Manicho, ni por Superman. Haber nacido en el siglo 20 tiene sus ventajas chicos!