jueves, diciembre 26, 2013

Se llama Jesus!

Casi al final del día, pero no podía pasar por alto el cumpleaños del mejor, aquel que nos ama porque sí y a quien deberíamos querer parecernos cada día: Jesucristo. Feliz cumpleaños gran amor!!

No he sido muy constante escribiendo, pero si he sido más perseverante en oración, y escribo con mucha alegría porque precisamente quiero contarles un testimonio.

Fue hace casi dos meses que mi mejor amiga recibió la noticia que le fue otorgada la visa para irse a vivir a Francia con su esposo (si, pocas amigas tienen la bendición como nosotras de soñar con esposos extranjeros y conseguirlos de la misma nacionalidad). Ella estaba muy contenta ese día, pero pensando en las cosas que yo estaba viviendo en casa y que se las contaba a diario, me mostró su preocupación de la reacción de mi esposo si ella publicaba en su status de facebook sobre su visa y su prontísima partida. 

No voy a mentir. A mí también me preocupaba la reacción de mi esposo, y me anticipé a pensar que pasaría los próximos días comiendo sola, queriendo salir corriendo al esucharlo lamentándose de su mala suerte y de cómo no le gusta estar aquí. Pero le dije a mi amiga que no deberíamos preocuparnos porque teníamos motivos de sobra para celebrar, y algun día mi esposo tendrá que aprender a contentarse por las cosas que les pasan a nuestros amigos.

Gracias a Dios no me acuerdo cuál fue su reación inicial, si bien ha estado mucho tiempo comentando que suerte tienen ellos de no estar aguantando este calor. Ese mismo día comencé a pedirle al Señor que renueve el corazón de mi esposo y quite ese espíritu de envidia de ahí. Como recordarán bien, he tenido problemas en ser constante para orar (esto ha mejorado muuucho ya!) y no sé si hubiera conseguido más prontos resultados, ahorrandome unoa cuantos días de angustia. Pero Dios nunca se atrasa, y el viernes sucedió algo maravilloso:

Estaba en el trabajo, cerca del mediodía, cuando me llega un mensaje de Ro contándome que una amiga de mucho tiempo está embarazada. Le dije que la felicitara mucho de parte de los dos y que luego le enviaríamos una tarjeta o algún otro detalle. Este no es un normal tema de conversación con mi esposo, así que ahí mismo murió el tema.  Cuando llegué a casa por la noche, volvió a hablar de lo mismo, como si el embarazo de su amiga lo tuviera en completo shock. Así que se lo pregunté, porque tal vez se sentía raro como cuando tu primita que era bebé de repente se gradúa de la universidad y para ti aún no terminaba ni la primaria (como cuando te hacen sentir viejo!) y él dijo "no, no se me hace raro. Es solamente que me siento muy feliz por ella y no se por qué!"

Alguien más ve la mano de Dios ahí? 

Recuerdo también a mi amiga diciéndome que el Señor puede cambiar a las personas, y que un día mi esposo se despertaría como un hombre nuevo sin saber que pasó.  Estoy muy convencida que esta fue mi primera señal.

Feliz Navidad a todos! Que Jesús nazca en sus vidas otra vez y no se pierdan ni una pizca de su delicioso amor.

Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lucas 2:11 NVI)


viernes, diciembre 06, 2013

Perseverar en oración

He estado posponiendo este texto por cierto tiempo ya. Creí que debía vivir una experiencia como real testimonio de la importancia de orar constantemente, cada día, todo el tiempo para tener que contárselo al mundo y todos piensen "yo quiero lo mismo!" Pero aún no llega mi tiempo, y aquí estoy escribiendo este post, pero para recordárme cada día, todo el tiempo que debo perseverar en oración.

Sin duda uno tiene mayor disposición para orar cuando se pasa por un momento difícil, esa es la motivación para pasar más tiempo con Dios. Y Él quiere tener ese tiempo con nosotros, sin importar nuestra situación; y ahí está el desafío, porque rara vez recordamos orar y agradecer cuando todas las cosas marchan de maravilla.

Hoy no estoy en mi mejor momento, pero tengo algo para contar: a través de la oración tuve una revelación. Estoy batallando con un problema de actitud de mi esposo que muchas veces me deja con la sensación de soledad, sin amor. Me complace mucho que en estos meses de crecimiento y aprendizaje quedó muy arraigado en mí el no explotar ante esta actitud, y yo continúo siendo la esposa querendona y atenta que siempre he querido ser, pero eso no quiere decir que no piense en dejar de hacer lo que hago porque él no lo merece.

Esta mañana estuvo llena de revelaciones. Hoy me di cuenta que termino el día agotada porque además de mi trabajo, estoy montada en una montaña rusa emocional. Normalmente termino de despertar una vez que llego a la oficina, y lo primero que hago es leer la segunda parte de mis devocionales (porque la primera parte la hago apenas despierto) y no hay forma de no energizarse al leer ese versículo que el Señor tiene preparado especialmente para ti, dedicado para ese momento que estás viviendo. Reforzado con un almuerzo BBB y que todo fluya en el trabajo (*). Pero al llegar a casa siento como si me tiraran varios sacos de cemento a la espalda, y yo sonrío mientras lucho por cargar el cemento a su siguiente parada. De alguna forma, la hora de la ducha se convirtió en mi momento con Dios: donde mejor me siento para orar, y con el fluir del agua, simplemente salgo renovada y con una sonrisa honesta, verdadera. Y ayer, tras haber puesto un tema en particular en oración y ayuno, llegué a casa con mucha energía y entusiasmo, y un regalo adelantado de Navidad que pensé que la hora de la cena se convertiría en una fiesta. Pero no fue distinto a los otros días, y guardé un poco de la energía para dedicársela al cemento, mientras le pedía a Dios que me ayudara a ver lo que me quería mostrar en estos momentos.

Fue así que esta mañana Dios me habló a través de los devocionales, todos escritos casi que con dedicatoria. Esta mañana el Señor me confirmó la promesa que me hizo hace poco más de un mes, pero ahora tuvo el detalle de recordarme que tener paciencia es sonreír mientras cargo el cemento, porque las cosas suceden en Su tiempo, que es perfecto, sin equivocación y sin retraso. Y esto no se me olvidaría si me mantuviera más constante en oración.

Todavía no me bajo de la montaña rusa, pero creo saber lo que tengo que hacer desde ahora.

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7)

(*) Ok, no siempre todo fluye en el trabajo y a veces los almuerzos no son buenos tampoco. A veces algún cliente te lanza su propia bolsa de cemento. Pero como leí por ahí: No existe tal cosa como un mal día, sólo tomamos un mal momento y elegimos llevarlo con nosotros todo el día.

QUE VIVA QUITO!!!

Y un jueves cualquiera...